samedi 3 avril 2010

Mendigando tus ojos

Mendigando tus ojos





Como un semidiós, pseudo-dios, un crucero
derrotado,
buscando atracar tu universo
en parálisis.
El reloj de arena, con su guillotina, promulga
cualquier gorjeo,
algún pálido síntoma de revuelta
ante el vasallaje.
En la plaza, junto a un banco, mendigo
perdón,
un déjà vu que nunca se clona,
tus ojos.
Me leo, me escucho y, maniatado, dormito
en busca de tu bahía
en que Penélope me eres; y en tu voz,
soy Huidobro.

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