dimanche 17 mai 2009

La voz del almuédano

La voz del almuédano

 

 

¡Te Adoro, Bélgica!

 

 

Lejos quedará la voz del almuédano

que en los amaneceres (puede ser éste

el último), aún no lozanos, soplan

en mi polvorienta memoria. Los cánticos

serenos que invocan a la plenitud. El laúd

sin acorde que deja su rostro. El rastro

de los que tejieron las mohalacas. El zéjel

que puede ser esto que escribo; una lira

que aún percibe mis sentidos, es aquella voz

del almuédano en algún lejano, o cercano ,alminar. La luz

que me azota será opaca cuando todo, yo mismo,

se tiña de otra esencia. El decoroso alud

será la voz que me abrase. El almuédano

dejará de existir (no porque deje de creer en él). El laúd

dejará de ser laúd y serás tú. La voz serás

tú que me despierte. Los cánticos serán tus enmudecidos

besos que serán el alba negruzca de las sábanas. Tú

a quien invoco sin estar en una torre. Aquí

yazco porque existo (o creo existir), porque

me crees, porque crees en mí, porque

crees en mis palabras. Las palabras que yo

creo (estando contigo) haciendo de almuédano

en el jovial céfiro del alminar donde posa tu callada voz.

 

 

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

 

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