mercredi 28 janvier 2009

Un espejo

Un espejo



Un libro
Un paisaje
Un epitafio
Un poema
Un eco
Un espejo
Me multiplico en lo que no soy
Soy el otro (el que me ve
Y no me mira)
Me multiplico en lo que no soy
Soy el otro (el que no quiere ser yo
Ni lo querrá)
Me multiplico (en uno
Dos
Tres
Cuatro
…)
Me reduzco (me cuadruplico
Me triplico
Me duplico
Me…)
Me reduzco a uno (el que no soy
Ya me llevaron
Me saquearon
Y ya no soy yo)
Soy el otro (el que escribe)
Y mañana seré otro (el que lo leerá
Y sólo verá
Un libro
Un paisaje
Un epitafio
Un poema
Un eco
Un espejo)
Un espejo de lo que soy yo.



Mehdi Mesmoudi Padinha

jeudi 22 janvier 2009

"Azaroso" destino?

"Azaroso" destino?



“Nada o muy poco sé de mis mayores
Portugueses, los Borges: vaga gente
Que prosigue en mi carne, oscuramente,
Sus hábitos, rigores y temores.

(…)

Son Portugal, son la famosa gente
Que forzó las murallas del Oriente

Y se dio al mar y al otro mar de arena.
Son el rey que en el místico desierto
Se perdió y el que jura que no ha muerto.”


Jorge Luis Borges
: “
Los Borges
”,
El hacedor
., p.117



Nunca soñé (ni en sueños ni en vigilia)
Que me soñarías alguna vez, algún día;
La primera vez pudo ser azar o fantasía,
Un delirio de aquél (yo) que pertenece a Portugal y Arabia.



Mehdi Mesmoudi Padinha

Sabías de mí

Sabías de mí



Jorge Luis Borges: "Homero y yo nos separamos
en las puertas de Tánger; creo que no nos dijimos 
adiós."

Jorge Luis Borges, "El inmortal" (El Aleph). Pág.26



Como Imhotep, me resucitaste para presenciar esta cita. Hablaste de mí y en vez de poner mi nombre, alrededor de mí creaste una metáfora (sincrónica y diacrónica), el lugar donde yo nací, para hacer alusión (ayer) a la alusión mía (que profetizaste) que yo te hago (ahora) a vos.


Mehdi Mesmoudi Padinha

samedi 10 janvier 2009

Pronto oscurecerá

Pronto oscurecerá

 

 

 

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Oscurecerá en los inmensos valles que te acariciaban el cuerpo

El viento ya no pronunciará ese eco que traía el dócil acorde mi voz

Oscurecerá en los caminos donde andaba tras ti preocupado y extrañándote

Oscurecerá sobre los jardines y los paisajes que me dibujabas

Oscurecerán las plácidas mañanas que me llevaba conmigo

Y el sol pujante que me protegía de la envidia y la curiosidad foráneas

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Pronto retornaré a mi cobertizo y a mi templo

Retornaré a mis heridas acurrucado protegiéndome del frío y del no sé qué

Oscurecerá de nuevo esta hermosa sonrisa como si nada

Oscurecerán mis ojos mis miradas

Oscurecerá algo en mí y nadie lo sabrá nunca lo sabré

Cargaré con este muerto ahora hoy mañana y siempre

Iré siempre a arrastras con este cadáver oculto del sol y la luna de la gente de la luz

Iré cuando y donde menos lo imaginen escondido en algún objeto metal algún chisme

Iré siempre con un réquiem sin invitados de honor ni de honra

Seré esa tos ese vómito ese residuo eso que no tiene nombre y que se podría llamar de todo

Retornarán a mí las marchitas flores y un diario opaco

Un diario donde el sabor a una ciruela me sabrá lejano, muy lejano

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Pronto sin darme cuenta cesaré yo también de escribir

Y nadie cesará por mí

Por haber cesado de escribir

Y por haber cesado de existir.

 

 

 

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

Pronto oscurecerá

Pronto oscurecerá

 

 

 

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Oscurecerá en los inmensos valles que te acariciaban el cuerpo

El viento ya no pronunciará ese eco que traía el dócil acorde mi voz

Oscurecerá en los caminos donde andaba tras ti preocupado y extrañándote

Oscurecerá sobre los jardines y los paisajes que me dibujabas

Oscurecerán las plácidas mañanas que me llevaba conmigo

Y el sol pujante que me protegía de la envidia y la curiosidad foráneas

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Pronto retornaré a mi cobertizo y a mi templo

Retornaré a mis heridas acurrucado protegiéndome del frío y del no sé qué

Oscurecerá de nuevo esta hermosa sonrisa como si nada

Oscurecerán mis ojos mis miradas

Oscurecerá algo en mí y nadie lo sabrá nunca lo sabré

Cargaré con este muerto ahora hoy mañana y siempre

Iré siempre a arrastras con este cadáver oculto del sol y la luna de la gente de la luz

Iré cuando y donde menos lo imaginen escondido en algún objeto metal algún chisme

Iré siempre con un réquiem sin invitados de honor ni de honra

Seré esa tos ese vómito ese residuo eso que no tiene nombre y que se podría llamar de todo

Retornarán a mí las marchitas flores y un diario opaco

Un diario donde el sabor a una ciruela me sabrá lejano, muy lejano

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Pronto sin darme cuenta cesaré yo también de escribir

Y nadie cesará por mí

Por haber cesado de escribir

Y por haber cesado de existir.

 

 

 

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

Pronto oscurecerá

Pronto oscurecerá

 

 

 

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Oscurecerá en los inmensos valles que te acariciaban el cuerpo

El viento ya no pronunciará ese eco que traía el dócil acorde mi voz

Oscurecerá en los caminos donde andaba tras ti preocupado y extrañándote

Oscurecerá sobre los jardines y los paisajes que me dibujabas

Oscurecerán las plácidas mañanas que me llevaba conmigo

Y el sol pujante que me protegía de la envidia y la curiosidad foráneas

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Pronto retornaré a mi cobertizo y a mi templo

Retornaré a mis heridas acurrucado protegiéndome del frío y del no sé qué

Oscurecerá de nuevo esta hermosa sonrisa como si nada

Oscurecerán mis ojos mis miradas

Oscurecerá algo en mí y nadie lo sabrá nunca lo sabré

Cargaré con este muerto ahora hoy mañana y siempre

Iré siempre a arrastras con este cadáver oculto del sol y la luna de la gente de la luz

Iré cuando y donde menos lo imaginen escondido en algún objeto metal algún chisme

Iré siempre con un réquiem sin invitados de honor ni de honra

Seré esa tos ese vómito ese residuo eso que no tiene nombre y que se podría llamar de todo

Retornarán a mí las marchitas flores y un diario opaco

Un diario donde el sabor a una ciruela me sabrá lejano, muy lejano

Pronto oscurecerá

Pronto…

Muy pronto…

Pronto sin darme cuenta cesaré yo también de escribir

Y nadie cesará por mí

Por haber cesado de escribir

Y por haber cesado de existir.

 

 

 

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

jeudi 8 janvier 2009

Sabías de mí

 

Jorge Luis Borges: Homero y yo nos separamos

en las puertas de Tánger; creo que no nos dijimos

adiós.

 

Jorge Luis Borges, El inmortal (El Aleph). Pág.26

 

Como Imhotep, me resucitaste para presenciar esta cita. Hablaste de mí y en vez de poner mi nombre, alrededor de mí creaste una metáfora (sincrónica y diacrónica), el lugar donde yo nací, para hacer alusión (ayer) a la alusión mía (que profetizaste) que yo hago (ahora) a vos.

 

 Mehdi Mesmoudi Padinha

 

Mis ochenta años

Mis ochenta años

 

A Paul Groussac

  

¿Qué diferencia existiría en decir

que alguien, a quien mi maestro leía,

tuvo ochenta años

o quatre-vingts ans?

¿Dónde está el Misterio,

el Misterio por ejemplo de Las Mil y Una Noches,

de la sin par purpúrea Tierra de Persia?

¿Dónde está la Poesía,

no la que sin escrúpulos digo que escribo,

¡qué grande pena y vergüenza!?

Hablo de la Poesía de Emerson

que decía que cada vez que una mano sacaba un libro de la estantería

era como si alguien le devolviera al libro su aliento,

ahí estaba la Poesía: ésa es Poesía

mas no la mía,

la mía solo consiste en palabrerías.

¿Qué diferencia hay en decir

(por ejemplo,

supongamos, tampoco es cierto,

aunque a veces eso es lo que parece

y temo

mas es el destino de cualquier mortal)

que tengo ochenta años

o quatre-vingts ans

(repito, no se asusten,

tan solo es una suposición)?

Usted dijo que no era lo mismo

tener ochenta años que quatre-vingts ans,

tener ochenta años era algo espantoso y terrible,

pero tener quatre-vingts ans

era como tener cuatro veces veinte años.

Sin embargo, la cuestión no es ésa,

la cuestión está en

¿qué digo yo, a mis veinte años,

(o, tal vez, esos veinte años

tan solo sean una mera acotación escénica

de alguna pieza dramática,

mi propio Teatro)

si mis veinte años

en realidad

fueran cuatro veces veinte años,

mes quatre-vingts ans?


Mehdi Mesmoudi Padinha

Anti-acuerdo

Anti-acuerdo

  

A Héctor Bianciotti

  

Tal vez tengás razón en lo que dijistes,

en decir que el castellano es un idioma bravo y heroico

et que le français es dulce y apacible,

qu’un oiseau français es un galán,

es un tango afrancesado;

pero, un pájaro de Castilla es como un estallido,

como los sonidos en las voces de Schopenhauer y Goethe,

una carga de fuerza militar muy lejos de París y des Champs-Elysées.

Pero, hagamos un trato,

veámonos algún día en algún café de Madrid o París

y hablémoslo tendido y claro.

Moi aussi j’aime et j’adore le français,

pero ocurre que “mi destino es la lengua castellana”.

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

Falso ensayo

Falso ensayo


A mi abuela

 

¿Para qué sirve tanto buscar palabras rebuscadas?

¿Para qué sirve tanto rimar,

ordenar los versos en estrofas

y hacer de todo esto una linda armonía

si al fin al cabo, mi abuela está con la cara ensangrentada

esperando unos brazos

y yo rompiendo a llorar en un autocar que aún no llega? 

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

Simulacro

Simulacro

 

A mi muerte

  

Si tuviera que morir

(si es que no estoy vivo,

a veces me despiertan por las noches

para dejar un epitafio en mi escritorio;

pero, cuando me despierto,

encuentro mi desayuno,

o, yo mismo me lo preparo.)

¿cuántas elegías o epitafios

tendría que elaborar

para que así, a ciencia cierta,

se pudiera decir que he muerto

y no estando acá un cuerpo sin vida

escribiéndoles con el alma tantos poemas

(¡qué vergonzosa la estafa mía!);

y ustedes, comentándolos,

si al final, no han sido míos?


Mehdi Mesmoudi Padinha

(…/…/…)…

(…/…/…)…

  

éstos son los puntos que escudriñan mi alma

agujereado

estrellado

son tatuajes como nombre

de ellos se alimentan los gusanos

y yo me vuelvo sólo …

… (…)

No habrá una venda

o una mano

tal vez un te amo

que pueda curar los …

porque se alimentan

y se vuelven … … …

volviéndome un camino de hormigas

visto de lejos:

(…/…/…) … .

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

Yo no soy tú pero…

Yo no soy tú pero…

 

A Walt Whitman

  

Por ahora la regla es ésta:

Yo no soy tú.

No temas,

no acabarás como Jean Valjean

(en una guillotina)

o como yo

(también),

puedes hacer lo que desees,

puedes leerme o simplemente no hacerlo;

por eso, yo no soy tú.

Yo soy el que escribo y ensayo lo que escribo

(a veces ni lo hago,

como así sale de mi cabeza lo plasmo enseguida,

a veces ni lo ordeno:

entonces soy desordenado, caótico

e hipernervioso,

y dudo que lo seas tú).

Yo soy yo,

imposible que sea tú;

yo soy narciso pero no Narciso (aunque me encantaría

pero no ser una flor como un epitafio,

unos desean ser una flor en vida,

ser Ángelus Silecius y florecer sin porqué,

a él le tocó serlo después,

ahora no sé lo que es

ni lo que será cuando me vaya y no seguir siendo la flor).

Yo soy altivo, arrogante, altanero, vanidoso, egocéntrico, ególatra (ramsesiano

si Menéndez Pidal me permite este neologismo),

yo soy poeta aunque siempre lo niego (nadie entiende el porqué;

lo siento, no soy Góngora

ni soy puto ni gallego);

pero tú, yo no sé lo que eres,

yo no vas a ser.

Sin embargo podemos ser tres:

Yo te leía antes

y decías que eras terco, vanidoso

(¡Qué extraña y heredada casualidad cíclica!

Una ecuación pitagórica),

superficial, astuto, cobarde (segunda casualidad)

y maligno (ahora ya no es una casualidad,

dos pueden ser una casualidad,

le hasard de Cortázar que tan bien hace las cosas como bien dijo;

pero, tres ya es una confirmación de que tú eres yo

o de que yo soy tú

o ambas cosas a la vez).

Cuando alguien me lea ahora

(yo ahora escucho a Mario Frangoulis cantando Vincero perdero /

siempre se pierde algo

pero no sabemos lo que ganamos con ello después

como dijo un teósofo alemán que olvidé su nombre,

espero que Freud me refresque la memoria /

y el alguien que me estará leyendo lo escuchará también)

será altivo, arrogante, altanero, vanidoso, egocéntrico, ególatra…

será yo,

te leerá a ti también

y será terco, vanidoso, superficial, astuto,

cobarde y maligno:

será tú y yo,

seremos tres.

Todos al leer este poema seremos Walt Whitman.

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

 

Derrame de nostalgia

  

 

I

 

Sentado en mi escritorio,

en un bar,

en un boliche,

avec mes amis qui ont prit la fuite,

en una acartonada casa alquilada con páginas que me cubren el cuerpo desnudo,

en las manos de la ráfaga humana,

¡quelle sottise la mienne, ma propre sottise

d’avoir cru en toi qu’un jour fut le moi,

moi-même !

retorna Tánger 20 de diciembre de 1987,

Lisboa trayéndome a mi abuela que no me hace ni bien ni mal,

et mon oncle que tellement j’aime et qui est loin de moi,

peut être à Algarve,

¡quelle bizarrerie la bizarría mía, oh Ulises,

La Briseida de mi Argel !

 

 

II

 

Sentado en mi escritorio,

en un muelle,

o,

un callejón

de Rouen, Lyon,

Firenze, tal vez,

en El Aleph,

o,

Le Horla,

con el Dr. Verlaine,

o,

sin alas ni le cauchemar de Tzu

esparcido en un río

de arena

de un Jafez

ya suspiro.

 

 

III

 

Sentado en mi escritorio

de Tetuán,

o,

de París,

Regina,

tal vez un Buenos Aires,

o, simplemente,

un cúmulo de derrame fortuito

y una airosa sangría

allanando las penas

del jardín marchito

que arropa mi espinoso pedestal.

 

 

IV

 

Sentado en mi escritorio

que un día fue el de mi papá

que estuvo en Tetuán un 13 de diciembre de 2008,

en Tánger donde nació un 20  de diciembre de 1987,

donde naciste vos papá.

Hoy leo lo que nos dejaste,

lo que me dejaste a mí

(que soy hijo único

et tu le savais)

para que hoy, ahora, en este instante,

lo cuente,

con la misma tinta,

con la misma emoción

y pena,

papá,

sabés que te amo

(je t’aime et je t’aime aussi)

porque vos sos yo

(como decías

y uso hoy estos paréntesis

como los usabas vos

y tu Maestro Borges);

y un día, yo,

sea vos,

así lo pido a Alá,

o, a Dios,

o,

tal vez,

a nadie.


Mehdi Mesmoudi Padinha

Epístola a mi Tío

Epístola a mi Tío

 

A Rachid Mesmoudi Padinha

  

Descendiente de antiguos combatientes moros

(de las primeras tribus de Marruecos)

y de cuna portuguesa,

sangre de Fernão de Magalhães corre por tus venas

y tal vez no por las mías.

Maestro, de ti he heredado el amor a la Historia,

a divagar en libros y bibliotecas,

he heredado el amor a la literatura y a Borges,

a la poesía con rima y sin rima,

heredé también (ahora me doy cuenta) mi simpatía hacia Molière,

a su Le bourgeois gentilhomme, Le Avare,

y este poliglotismo que nos caracteriza,

que caracteriza a cada Mesmoudi

y cada Padinha.

Heredamos los dos la pasión con la que hablamos

(la manière de dire les choses avec le cœur

comme il chantait Enrico Macías),

recuerdo que me habías contado la larga conversación

que tuviste con el cónsul en Lisboa acerca del Islam,

cada vez me asombrabas más

(a mí me dicen lo mismo,

je suis toi

et toi moi,

nous sommes deux,

mais, en réalité,

nous sommes un :

une seule formule).

Un día me pediste que fuera a por el Corán,

que te leyera la segunda Sura

y tú jugando al solitaire en tu pc,

sin que vieras el Libro ante tus ojos me corregías,

me dejabas “bouche-bée” con tu infinita y erudición nunca jactada,

sobre todo, cuando me contabas las historias de los profetas

y de caudillos como Aníbal Barca el cartaginés

y sus aventuras por los Alpes.

Ahora ya sé algunas capitales de los países,

Maestro, ahora ya hablo castellano, francés y árabe

(como mi abuelo, como tu padre

pero él también hablaba italiano, portugués y alemán,

aún me falta para ello,

tal unos otros 21 años),

empecé con el italiano; y por mi cuenta, aprendo cada vez más el portugués (que no me gusta),

ahora ya me dicen poeta, ensayista y literato,

me dicen de todo (incluso boludo);

pero, no me es suficiente (je te le jure),

no es suficiente,

sólo necesito que estés orgulloso tú de mí,

que te veas en mí

y halles tu mismo yo en mí cuando tenías 21 años

(como yo). 

 

Mehdi Mesmoudi Padinha

mercredi 7 janvier 2009

Luz a una luz sin luz

 

Luz a una luz sin luz

 

 

 

Honesto monarca desapercibido fuiste en tu paraíso

bajo la especie de una biblioteca (herencia de Poe y Dickens) y una vela

que alumbraba las mitologías de Shariar, Aladino

y Borges envuelto en los arduos manuscritos griegos y la duermevela

 

 

 

de los sigilosos sueños de Sherazade y Alonso Quijano.

Los beduinos bravos te divisaban (tenue mariposa) como Chuang Tzu,

unos decían que ahí estaba Jafez, Fray Luis, Silecius;

hipnotizados, inmunes ante tu luz de un aedo mundano.

 

 

 

Las odaliscas taifas rendían tributo ante la frigidez señorial

que ostentaban tus lucios ojos sin luz, sabio Amón de Arabia;

y Charlemagne (aún ebrio de Harún Rachid y Abú Nawás),

te allanaba (con el pundonor de Aníbal) el camino hasta Escandinavia.

 

 

 

Nunca saliste de tu biblioteca (Kipling, Stevenson, Conrad…), un día dijiste,

ni te saliste de Buenos Aires (suburbio de París), (aljofaresco albatros) Ginebra, “la generosa

e injusta España”, María Kodama, ni de mi sensiblero corazón triste,

la gran alma (como dijiste al profesor de Psicología, tu padre), la rosa

 

 

 

que en una mano es rosa y en la otra es Mehdi que en estos versos te llora.

 

 

 

Mehdi Mesmoudi Padinha