jeudi 20 mai 2010

Falsa despedida

No quiero que esto suene a despedida o algo que se asemeje.

Muchos años hemos convivido sin conflictos porque cuando decimos convivencia existe una especie de alto el fuego o una cierta amnistía dialéctica. No, nosotros no hemos convivido. Nosotros hemos sobrevivido. Nosotros, Ilyas, somos unos supervivientes y moriremos en el intento de volver a serlo. Así vamos a estar tú y yo, navegando a contracorriente. Yo sé muy bien (y lo sabes tú también) que eres el único que me importa y el único a quien amo (después de mis padres y mis hermanos) que dejaré aquí.

No quiero que esto suene a despedida o algo que se asemeje.

El tiempo pasa y no acepta perdones ni negligencia de ninguna parte. Pero yo sé que pasará el tiempo y nada seguirá igual. Nada será como lo fue antes, como lo es hoy, ahora mismo, en estos instantes. Las calles, que antes nos envidiaban con toda esa traición helénica, dormitarán por fin en paz a costa de nuestra separación, en burla de nuestras cursilerías de sensiblería, de nuestras lágrimas que forjarán su isla en nuestro horizonte; y Orfeo, con sus nereidas, nos cantarán serenatas cuando nos pensemos, en silencio, a solas, en comunión.

No quiero que esto suene a despedida pero dejo aquí algo que se asemeja:

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
[…]
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía

pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono

estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos

estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
[…]
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote


(Mario Benedetti)

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